miércoles, 20 de abril de 2011

¿Realidad o espejismo? (IV Parte)

Íbamos a vivir toda la vida juntos. 
Íbamos a morir toda la muerte juntos. 
Adiós. 
No sé si sabes lo que quiere decir adiós. 
Adiós quiere decir ya no mirarse nunca, 
Vivir entre otras gentes 
Reírse de otras cosas, 
Morirse de otras penas. 
Adiós es separarse, ¿entiendes?, separarse, 
Olvidando, como traje inútil, la juventud. 
¡Íbamos a hacer tantas cosas juntos! 
Ahora tenemos otras citas. 
Estrellas diferentes nos alumbran en noches diferentes. 
La lluvia que te moja me deja seco a mí. 
Está bien: adiós. 
Contra el viento el poeta nada puede. 
A la hora en que parten los adioses 
El poeta sólo puede pedirle a las golondrinas 
Que vuelen sin cesar sobre tu sueño.
Manuel Scorza













El examen estaba a punto de iniciar y Pablo que no llegaba. ¿Es qué esta vez habría estudiado para la prueba de Lingüística?
¿Quién sabe?, se decía Bryan, que llevaba buen tiempo con las respuestas, y ya las había distribuido por el salón, mas aún tenía una copia por si su mejor amigo la necesitaba.
En eso avistó que Pablo ingresaba al aula, su caminar no era para nada apresurado y “La urraca” asumió este hecho a que su compañero había dado un buen repaso de las separatas. Mas en la mente de Pablo poco o nada de las clases cabía en ese entonces. Si bien la noche anterior no había conciliado el sueño, el motivo de su desvelo no tenía nada que ver con los exámenes, sino con un tema mucho más delicado, Camila.
 La noticia recibida la tarde anterior le hizo ver la realidad, esa que le costaba tanto aceptar. Fue así que se dio cuenta del abismo en el que se hallaba, y que no conseguiría salir de este, si es que no decidía olvidarla para siempre.

Se propuso a rememorar cada momento juntos por última vez, expulsar todas las lágrimas que sean convenientes y apartarla de su vida. Cabía la posibilidad que no lo consiguiera, pero pondría todo de si por lograrlo. Atrás quedarían las esperanzas muertas y la espera eterna, era tiempo de un cambio, y este empezaría cuando esa noche acabase.

Al pasar por el asiento de Bryan, Pablo lo saludó de forma efusiva con un fuerte apretón de manos. No dio tiempo a que Bryan se sorprenda de este hecho, ya que al mismo instante tomaba la hoja de respuestas y se dirigía al último asiento de la fila, que era el único que se hallaba vacío.
 Aún sabiendo que ya no había tiempo de memorizar las respuestas, Pablo puso empeño por grabar todo lo que le fuera posible.
A los pocos minutos la profesora Lorena Buendía hizo su entrada y de inmediato pidió que se guardaran  las cosas que se hallaban encima de las carpetas.
Pablo se consoló con la idea, que de todas formas ese curso ya lo tenía aprobado.


Gino, Jerson y Bryan terminaron la prueba simultáneamente en menos de quince minutos. Pablo como para no perder la costumbre, imitó la acción de sus compañeros, a pesar que en su examen lo único resuelto era su nombre, turno y las preguntas para marcar que sí había logrado grabarse.

Antes de ir con destino al paradero, Pablo y su grupo de amigos decidieron hacer hora en un PlayStation que se hallaba en frente. Jugaron por una hora FIFA y luego se marcharon.
Empezaron a conversar acerca de temas triviales, hasta que Bryan soltó una pregunta para el grupo.

-         Mañana fin de ciclo. La hacemos en el tono de cachimbos. ¿Cierto?
-         Obvio. La china Melissa dice que llevará buenas amigas. – Respondió Gerson-
-         Oigan. Pero me quedo en la casa de alguno de ustedes pues. Es que  para regresar a mi casa a esa hora, no hay taxi. -Dijo Gino-
-         Ya normal. Te quedas. Fácil y Fido te abre un campito.


Todos rieron.

Las respuestas estaban dadas, y nadie esperaba una de Pablo, puesto que esta ya se conocía de semanas atrás. Y era un “No” rotundo.
Mas cuando la conversación parecía concluida, Pablo agregó un comentario.

-Todavía queda una vacante para mí ¿No?
-Pues claro hermano- Respondió Bryan en tono alegre-
 Iba a cuestionar el por qué de este cambio repentino, pero sabía que al entrar en pormenores posiblemente altere en algo su decisión, y por eso evitó hacerlo.
Al igual que los otros dos, que se dieron cuenta del detalle y prefirieron que pase “desapercibido”.
-         Traigan su ropa y después del examen se alistan en mi casa- Sugirió Gerson-.
-         Ya bacán. Así quedamos, entonces.

Luego de despedirse de sus compañeros, Bryan y Pablo platicaron en el bus, pero en todo momento “la urraca” evitó tocar el tema del cambio de planes de su amigo. De todos modos, conocía la respuesta o a quién estaba ligada esta.
Se dijeron adiós, no sin antes que Pablo le pidiera que le guarde un asiento para el examen de mañana.

La prueba del día siguiente fue la misma rutina que todos los días. Al culminar con esta, se dirigieron ala casa de Gerson. Sus padres vivían en el extranjero y debido a esto la casa entera estaba a disposición del grupo de amigos.
Se cambiaron e hicieron hora hasta que llegara la noche. Cuando el reloj marcaba las diez y media, salieron con destino a la discoteca Oz, ubicada en San Miguel, en donde estaba prevista la fiesta de cachimbos.


Al llegar notaron que el lugar se hallaba repleto, y esto los dificultaría en su afán de divisar algún rostro conocido. El dj. Y esas pistas raras que combinado  a las luces psicodélicas del ambiente y los tragos que muchos ya tenían encima, hacían estallar en delirio a los presentes.

Gerson le dio una llamada a Melissa para ver donde se encontraba, y luego de darle su posición fueron a darle el encuentro.
Tal como se lo había prometido a sus compañeros, Melissa se hallaba rodeada de tres hermosas amigas a quienes presentó al grupo. De inmediato Gino y Bryan empezaron a platicar con dos de ellas, en el caso de Gerson se acercó a la barra a pedir unos cuantos cócteles para las féminas y muchas cervezas para ellos.
 Cuando este retornó, empezó a charlar con Melissa y minutos después ambos se hallaban en la pista de baile. Gerson y Bryan siguieron su ejemplo e invitaron a bailar a sus respectivas parejas.


 Fue así que Pablo quedó a solas con Samanta, una chica de ojos verdes que se veían alucinantes en ese ambiente, una cabellera de esas que se ven en las propagandas de shampoo y un rostro angelical. Hasta ese entonces, no habían cruzado ni una sola palabra, y se podía percibir cierta incomodidad por parte de ella, al ver a todas sus amigas divirtiéndose y en su caso no.
Pablo se hallaba más preocupado por el trago que ya se acababa, que por la persona que tenía al lado. Fue entonces que ella intentó iniciar alguna charla.
Pero él con sus respuestas cortas y mostrando ningún interés por seguir la platica terminó por sacarla de sus casillas.
Cuando el grupo retornó a su espacio, Bryan pudo percibir que algo andaba mal. Le hizo una seña a Pablo para que lo acompañe al baño, y este le siguió.


-¿Qué pasa?
-Nada, ¿por?
-¿Has venido a divertirte o qué?
-Sí, pero con ustedes. No con ellas.
-En verdad no te entiendo Pablo, soy tu mejor amigo y quiero hacerlo, pero a veces siento que no puedo.
-No te preocupes, no eres el único.
-¿Sabes?, somos tus amigos, y queremos lo mejor para ti. Te hemos repetido que tienes que dejar atrás tu pasado, hay muchas cosas que no te he contado del mío, y que  si continuara sufriendo por ellas, dudo mucho que estaría conversando aquí contigo.
-Sí te entiendo, y sé que estoy en falta, pero no me nace socializar con alguien que no me interesa.
-Bebe, eso te ayudará a darte ánimos, no existe pena que el alcohol no pueda curar.
-Esta bien, pero consigue más trago que ya se terminó.
-Ok.


Pablo fue donde se hallaba el grupo y se ubicó al lado de Samanta.
Bryan llegó a los pocos minutos con más licor, para animar así a su amigo. Este quiso retomar la conversación con la ojiverde, mas la apatía que lo consumía hace poco parecía haber cambiado de dueño.
Intentó darse ánimos con las cervezas recién llegadas, para ese entonces, ya había secado varias botellas. Nunca antes había bebido tanto, a lo mucho un par de vasos como para brindar, pero la cantidad de ahora era mucho mayor y ya le estaba empezando a afectar.

Hizo luce de sus estudios de comunicación y un poco de la picardía causada por el alcohol, y terminó por aplacar el temperamento hostil de Samanta.
Conversaron de cualquier tontería y se dirigieron a bailar, cuando lo hicieron sus amigos, sobretodo Bryan, no pudieran esconder la alegría que este hecho les representaba.

Él se acercaba a su oído y le susurraba cosas que la hacían reír y sonrojarse al mismo tiempo.

A la vez que bailaban, Pablo seguía ingiriendo alcohol, parecía ser verdad que la bebida ahogaba las penas, y el quería acabar con eso de una vez por todas.
La picardía seguía, pero ahora venía acompañada de cierto mareo y algo de nauseas.
La hora seguía su curso y Melissa anunció que pasaba a retirarse con sus amigas. El grupo de chicos las embarcó en un taxi y decidió seguir con la juerga.
Aún con los mareos y todos los estragos Pablo seguía bebiendo, a pesar que sus amigos le habían pedido que haga un “chepa”.
A los pocos minutos este se dirigió al baño y los demás lo siguieron, para nadie fue sorpresa cuando este expulsó  violentamente lo que había en su estómago. Bryan lo sostuvo y le alcanzó P.H. Luego de esto decidieron que lo mejor sería marcharse, ya que aparte del mal estado de Pablo, ya no quedaban muchas personas en el lugar.
Pablo se tambaleaba al momento de caminar, la cabeza le dolía a miles, el vértigo que sentía era una experiencia nueva, que esperaba nunca más sufrir.
Bryan hizo que se sentará, mientras los demás salían del baño.

Su cabeza le daba vueltas y se podría decir que hasta veía casi doble, dirigió su mirada hacia la salida, y se topó con alguien que le resultaba familiar, un rostro que se le hacía conocido.

Había algo raro en esta persona.

Se despedía de su grupo de amigos, pero no perdía de vista a Pablo. Este intentó acercarse para así reconocerla, pero sintió que sus pies ya no le obedecían.
Qué raro, quién es, se preguntó. El personaje se había marchado, cuando  Pablo se dio cuenta de todo.
“Esa mirada, ese cabello, esa sensación. No puedo confundirme, era Camila”.

lunes, 4 de abril de 2011

Más de nada... (Parte lll)

Se hallaba en la semana de exámenes finales, pero poco o nada de importancia le prestó a repasar sus separatas.  Sabía que  de todas formas ya había pasado el ciclo, e inclusive contaba con qué los estudiantes del turno mañana le dieran las respuestas de la prueba.

Al ingresar a su salón, se unió a su pequeño grupo de amigos.

-Brian, ¿conseguiste las preguntas?.
-No sólo las preguntas,  sino también las respuestas. Ya tenemos ocho de diez. Mas bien memorízatelas rápido que no tarda en llegar la profesora.

 Busco con la mirada a Gino y lo divisó a un rincón con una hoja parecida a la suya. Se acercó con el fin de saludarlo, pero al verlo de cerca pudo darse cuenta que este, se hallaba muy concentrado en lo que estudiaba, fue por eso que no le paso la voz siquiera.
Se sentó a su lado y empezó a retener todo lo que el papel contenía.
Luego de un cuarto de hora, la profesora encargada de la toma de pruebas hizo su entrada y advirtió que el examen estaba a punto de iniciar. Para ese entonces, Pablo ya había logrado grabar completamente la hoja de las respuestas.

Mientras la profesora iba entregando las pruebas, se podía observar algunos rostros que lucían preocupados, inclusive de personas que habían dado un buen repaso a sus separatas. En el caso de Pablo era todo lo contrario, sabía que su “método de aprendizaje” daba resultados, ya que en los parciales había usado la misma metodología y había obtenido notas muy altas.


El tiempo de duración del examen era de 60 minutos, muchos acabaron en la mitad del tiempo establecido y se reunieron afuera del aula para comentar si las respuestas habían sido las mismas para todos.  Para Pablo, Gino, Bryan y Jerson todo estaba dicho,  las preguntas fueron aquellas que minutos antes habían memorizado, así que no había nada en que preocuparse. Se despidieron de sus compañeros y se dirigieron rumbo al paradero, donde esperaría cada uno su respectivo micro.
 Gino  a diario contaba su clásico chiste del día, ese que le hacía merecedor de un “lapo” por parte de los demás, pero que al fin de cuentas terminaba haciendo reír al grupo, pero no por ser gracioso, sino por la forma estúpida de contarlo.
Todos se burlaban de Gino a excepción de Pablo, había llegado la hora de las nubes, ese lapso de tiempo que conversar con Pablo era como si le hablaras a las paredes de tu habitación. ¿En qué andaba su mente de Pablo? No era necesario ser adivino para saberlo. Todos ellos conocían ya la historia de Camila e inclusive la constante pesadilla que no lo dejaba en paz.
A todo esto, los amigos de Pablo le habían dicho que  lo mejor era olvidarla, ya que lo más probable era que ella ya lo haya puesto en su pasado y esté viviendo una nueva vida sin él.
Pero ahí seguía ese sueño, que él lo había interpretado como una espera de por vida, la esperanza de algún día volver con su amada seguía perenne y más viva que nunca, a pesar que no pasara de ser una simple y tonta quimera.
“En mis sueños la esperaba sentado, sin moverme, en la realidad ocurrirá igual; no en vano esto me persigue, es como si Camila me mandara señales”, les había dicho a sus amigos.

Para qué ponerle más velas al muerto, se decían Gino y Jerson, si él quiere hacerlo es su problema, nosotros ya le aconsejamos, pero él quiere seguir en eso.

La línea de bus que Bryan y Pablo tomaban era la misma, y Bryan aprovechaba esto para seguir aconsejándo a su compañero, pero este le hacía oídos sordos o cambiaba de tema. Al darse por vencido “La urraca”, como le decían a Bryan por hablar desmedidamente, terminaba por seguir la otra conversación originada por Pablo.

El micro lo dejaba a  Pablo a unas cuantas cuadras de su casa. Cuando se dirigía, sintió que alguien lo llamaba.

-¡Hey Pablo!

Volteó a ver de quien se trataba y le tomó unos segundos reconocerlo.

-No me digas que no te acuerdas de mí. Soy Luis, tu ex vecino.
-Hola ¿Cómo has estado? Fíjate que estoy en la última semana de mis exámenes y ando un poco volado. Fue por eso que no te reconocí a primera vista.
-No hay problema. ¿Cómo has estado?


Luis Zambrano, ex vecino de Pablo y fue él quien le presentó a Camila en una fiesta.
No tenían una gran amistad, pero solían andar juntos de vez en cuando, antes que Pablo estuviera en planes con Camila, claro está.
Luis jamás le había comentado acerca de un posible sentimiento de atracción hacia Camila, pero en el tiempo que Pablo logró que se convirtiera en su enamorada, ella le comentó que tiempo atrás Luis le había confesado su amor.
Luego Pablo dejo de andar con Luis y pasaba todo el tiempo  que le fuera posible con Camila.
El distanciamiento entre ellos se hizo notar.
A los pocos días  Luis se mudó a otra zona, sin despedirse de nadie, pero en realidad a muy pocos les afectó su partida.


-Pues muy bien, ingresé a la universidad y ya dentro de 2 días salgo de vacaciones…
-¡Ah fíjate!. ¿Qué estudias?
-Comunicaciones en la San Palomino.
-Ahhhh. ¿Es nueva no? Jamás he oído hablar de esa universidad.
-Sí, tiene pocos años, pero ya pues, se hace lo que se puede.
-Oye dejando a un lado los estudios. Ayer conversé con Camila. Hace poco me enteré que se fue a estudiar a Rusia y la llamé.


El tema que más le costaba abordar a Pablo estaba a punto de ser tocado, talvez le hubiese mandado un mensaje y eso sería el motivo de la visita de Luis. Sí, eso debe ser, pensó; y se animó un poco.


-¿Ah, sí? ¿Y de qué hablaron?
-De todo un poco. ¿Cómo le estaba yendo? ¿Si pensaba pasar sus vacaciones aquí?
-¿Y qué fue lo que te dijo?

Pablo veía venir la respuesta, Camila volvería a Perú con el pretexto de pasar las vacaciones con su familia y lo terminaría viendo a él. Eso debía ser.


-Pues que le estaba yendo genial, como nunca antes imaginó. Y qué para vacaciones, aprovecharía en adelantar algunos cursos.

El entusiasmo interno de Pablo se desmoronó, pero que más daba, el conocer que Camila andaba bien le llenaba de cierta alegría y eso era suficiente para él.

-Pues me alegro mucho. Tal como esperaba, no siempre ha sido tan dedicada a sus estudios, pero tampoco los ha descuidado en ningún momento.
-Sí, yo también lo suponía. ¿Oye, y que pasó con ella? ¿Cómo así terminaron?
-Es una historia larga, hasta se podría decir que aburrida.
-Seguro sales con otra chica ahora..
-No, también me dedico a mis estudios, al igual que ella. No le doy mucho tiempo a esos temas, prefiero dejarlos para después.
-Pero para todo hay tiempo.Inclusive Camila anda bien en sus estudios y lleva saliendo con un chico por ya casi 3 meses.


La granada explotó. Pablo sabía que la llevaba en su mano y sin seguro por ya buen tiempo, pero no quería arrojarla.


La noticia fue de un impacto mortal. Quiso alejarse de allí y dejarlo a Luis hablando solo, pero no podía manifestar la tristeza que albergaba su corazón a esa persona que vino con la intención de hacerle sucumbir ante esta.

-!Anda! Ni enterado estaba.
-Que raro, ¿acaso no te comunicas con ella?
-No mucho, no tengo tiempo. Más bien tengo unos trabajos pendientes y creo que ya es hora  de irme.
-Ok. Oye pero juegate tu número para conversar un día de estos y ver que hacemos para fin de ciclo.
-Claro te doy mi fono.

Pablo le dio un número falso y se marchó.